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Enviado por Ramón Vidal el
Imagen de la película "Till, el crimen que lo cambió todo"
Ramón Vidal
Till, el crimen que lo cambió todo (Till)

Escasa pegada para tan desgarradora historia

Por José Luis Vázquez

Justo una semana antes de ver “Till, el crimen que lo cambió todo” estuve revisando por séptima u octava vez esa magistral película que es “Arde Mississippi”. Viene esto a cuento porque la que aquí me ocupa cuenta con muchos puntos argumentales con aquella. Comenzando porque ambas están basadas en hechos reales que transcurre en el estado sureño de Estados Unidos durante la década de los cincuenta del pasado siglo.

Ambas se centran en hechos terribles que acabaron resultando fundamentales para la defensa de los derechos civiles, fustigando la conciencia colectiva, aunque el presente parece no mostrar a veces que hayan cambiado todavía demasiadas situaciones racistas.

Sin entrar en demasiados detalles para no chafar demasiado a quienes no conozcan la historia, decir que el salvaje, el brutal episodio que se expone acabaría derivando en una ley, la Emmett Till contra los linchamientos. Su mero enunciado es suficientemente explícito de lo acontecido, pero no es spoiler, es historia.

Y contando lo tremendo que cuenta, lamento francamente que no me provoque la emoción ni el desgarro requeridos. Tal vez su directora, Chinonye Chukwu ha optado por mantener cierto distanciamiento o frialdad, salvo la escena culminante de casi el final. Agradezco, eso sí, que rehúya el sensacionalismo y no soy de los que les molesta algún aparte sentimentalón. Y lo que queda claro es que se centra más en la visibilidad de las consecuencias de lo acontecido que en quienes cometen tal barbaridad.

Es correcta, pero también plana, su guion me resulta bastante básico dado el potencial material que lo sustentaba. No me provoca ni frío ni calor, pero como otras veces he expuesto en estos casos, puesto que guarda cierta pulcritud narrativa, puede servir perfectamente como testimonio y divulgación de un hecho, de una época y de un momento concreto, que supondrían un antes y después.

Lo mejor con diferencia es la impresionante, por momentos estremecedora interpretación de Danielle Deadwyler como esa madre coraje llamada Mamie Till-Mobley con la que recorre todo tipo de matices, especialmente dramáticos. Tal vez desconocida para muchos en España, pero a la que los más avezados cinéfilos la pueden recordar por sus apariciones en “Más dura será la caída” o “Reckoning”. De todas formas, su filmografía es hasta la fecha bastante escasa en cuanto a cantidad. Espero que esta georgiana de Atlana siga nutriendo de grandes papeles su currículum.

Atención a una breve pero sustanciosa aparición de Whoopi Goldberg como la abuela.

La típica película cuyo contenido vale muchísimo más que la manera con la que ha sido envuelto, sin que ello provoque enojo artístico.

No deja de llamarme la atención en estos últimos años que montones de producciones norteamericanas muchas veces no gozan de distribución o esta resulta limitadísima, y sin embargo otras de escaso o no tanto fuelle, como ésta, gozan del favor de quienes seleccionan o deciden lo que hay que ver en las salas. Les dejo un pequeño ramillete de grandes títulos olvidados o relegados por si los quisieran descubrir: “Wonder Woman y el profesor Marston”, “Entre la razón y la locura”, “Más vale sola que mal acompañada”, “La estafa (Bad education)”, “No nos moverán”, “Hostiles”, “Más fuerte que el destino (Stronger)”, “Wind river”, “Tierra de asesinatos”, “Love & basketball”, “Black and blue”, “En el frío de la noche”, “Mi última palabra” y cientos y cientos de títulos más.

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