Poderoso retrato femenino, loable crónica policial
Por José Luis Vázquez
A comienzos de septiembre de 2018, una guionista y directora vasca (de Bilbao para ser más concreto), Arantxa Echevarría, nos sorprendió gratamente a bastantes con su opera prima “Carmen y Lola”, y eso que ya acumulaba un respetable y menos conocido bagaje profesional en cometidos de producción y publicidad.
Tal fue así que dicha propuesta, una atrevida historia de lesbianismo en ambientes gitanos, un asunto que había sido prácticamente tabú hasta ese momento, estuvo nominada a 8 Goyas, obteniéndolo la propia autora y una de sus intérpretes principales, Carolina Yuste, estupenda protagonista también en “La infiltrada” y actriz fetiche, al haber colaborado en tres de los cinco largometrajes firmados hasta la fecha, sin duda los mejores. El otro que completa el triunvirato es “Chinas”.
Todos ellos, e incluso los dos restantes, algo más endebles, pero no por ello rechazables (“La familia perfecta” y “Políticamente incorrectos”) se caracterizan por un cierto y saludable naturalismo, cuando no costumbrismo, coincidente con el que gastan otras coetáneas tras las cámaras.
Pero aquí da, no ya un salto cualitativo, que en parte también, sino tonal, al abordar un “thriller” policial/etarra de carácter netamente intimista y dinámico en todo instante. No es, por tanto, una historia de acción al uso, aunque ofrezca algún momento decoroso de dicha índole, sino más bien de eso que suelo denominar tensión creciente y suspense bien pautado, siempre teniendo en cuenta que es el retrato psicológico el que acapara la trama.
Respecto a la fotografía aplicada no se caracteriza por el preciosismo ni la filigrana, ni falta que hace. Más bien lo contrario, tira de unos tonos fríos que se adaptan perfectamente a lo expuesto, que eso es al fin y al cabo lo que importa.
Queda de nuevo claro con esta plausible aportación que la propia vida real está nutriendo últimamente a nuestra cinematografía de argumentos de lo más atractivos y sugerentes, que acaban haciendo cierto ese aserto y ya consolidado topicazo de que “la ficción supera a la realidad”.
Precisamente lo que aquí lleva a cabo su máxima responsable, al igual que su colega Icíar Bollaín con la notabilísima “Soy Nevenka”, es desarrollar una crónica de hechos, sobria, sin alharacas, que va a lo mollar y que parte de un consistente y parece ser que riguroso guion escrito por la propia Echevarría en colaboración con Amèlia Mora para el cual han contado con el inestimable asesoramiento del equipo implicado en la operación descrita.
Esta no es otra en la infiltración de una joven policía recién graduada en la banda terrorista ETA, esos hijos de puta que nos tuvieron en vilo, sobresalto y espanto durante unas cuantas décadas. Y sobre una mujer verdaderamente admirable que tuvo que renunciar a su vida, a una plácida y normal existencia, tan solo no prescindiría de su gato, para salvar la de varios inocentes. Sería clave en la desarticulación del comando Donosti. Supone esta una buena ocasión para destacar y agradecer la enorme e ímproba tarea llevada a cabo por nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que fueron quienes padecieron en primera línea aquellos terribles años de plomo.
Para otorgar de mayor crudeza a este relato que habla también de masculinidad tóxica y patriarcado dentro de los propios ambientes etarras (en esto no se libra ni el tato y los que más predican la revolución es con los que hay que estar más en guardia), se introduce a un personaje interpretado por Diego Anido, uno de los perturbadores hermanos de la memorable “As bestas”, que vuelve a componer y transmitir verdadera zozobra y angustia. Es otro de los aciertos que hay que poner en el haber de esta empresa.
Respecto a Luis Tosar, poco ya que añadir a estas alturas de su brillantísima carrera. Es un valor más que seguro, infalibre. Domina el oficio con un aplomo y autoridad verdaderamente “insultantes”. Su apodo aquí resulta de lo más esclarecedoramente profesional, El Inhumano. Él y Yuste protagonizan uno de los momentos cumbres, la de esa conversación descarnada y expeditiva.
Totalmente recomendable. Viene a sumarse a ese ya considerable listado, a esa cosecha de destacables producciones autóctonas del último tercio de 2024.