Sin sorpresas, pero con buen ritmillo velociraptor
Por José Luis Vázquez
Treinta años de “Parque Jurásico”. Ya sé que es un tópico, pero cómo pasa el tiempo.
Con “Jurassic word: Dominion” son ya seis las entregas –ésta, dicen sus creadores, que es la definitiva, pero con Hollywood uno nunca puede fiarse jamás- que llevamos de esta popular saga de esos gigantescos moradores que poblaron la tierra hace incontables millones de años, una de ellas, la quinta, la anterior a la aquí comentada, firmada competentemente por J. A. Bayona.
Vuelve a dirigir el firmante de la cuarta entrega, Colin Trevorrow. Y de nuevo ofrece un producto aceptable, de esos de fábrica, pero sin por ello desdoro alguno, y que incluso en algunos tramos muestra alguna pegada.
Casi se podría decir con perspectiva que todos los títulos que conforman estas historias conforman dos trilogías. La primera bajo la firma, el auspicio y la égida prácticamente total de Spielberg (dirigiría las dos primeras y tutelaría la tercera, mucho mejor de lo que se le reconoció en su momento). La segunda, a la que pertenece la aquí comentada, la específica de JURASSIC WORLD, concebida más bien como un parque de atracciones a tono con el cine imperante.
Resulta casi inevitable que me vuelva a sentir parcialmente deslumbrado -por muy trillados que se encuentren a estas alturas sus premisas- por sus efectos especiales, por alguna persecución vertiginosa (en las calles de Malta, de La Valletta para ser preciso) y verdaderamente espectacular y por el reencuentro de viejos o veteranos conocidos, amigos (Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum), salvo la presencia del ya fallecido Richard Attenborough, el multimillonario John Hammond detonante de todo este follón jurásico, cretácico y cuasi apocalíptico.
Conste también que su pareja protagonista (Chris Pratt y la bellísima y resolutiva Bryce Dallas Howard, hija del gran cineasta Ron Howard) me gusta, es francamente atractiva y molona, casa bien con el espíritu de esta propuesta velociraptora.
No contiene ninguna sorpresa argumental que la distinga (es elemental su discurso acerca de la necesaria convivencia entre humanos y animales) y se deja ver sin más. No se le pida más a esta propuesta, cuyo tráiler ya resulta revelador y mimético respecto a sus antecesoras.
Salvo sorpresas la franquicia puede que esté dando sus últimos coletazos, pero insisto, no se fíen. Eso sí, agradezco que, hasta el momento, y ésta es una muestra discreta de ello, no den gato por liebre. Saben a qué atenerse.