Pasar al contenido principal
Enviado por Ramón Vidal el
Imagen de la película "Captain fantastic"
Ramón Vidal
Captain fantastic

Por José Luis Vázquez

Simpática, encantadora radicalidad

"Si asumes que no hay esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, entonces aún hay posibilidades de cambiar las cosas” (Noah Chomsky) “Los poderosos controlan la vida de los indefensos. Así funciona el mundo. Es injusto e inmoral” (Viggo Mortensen) “Lo que hemos creado quizás sea único en la historia de la humanidad. Hemos creado un paraíso” (Viggo Mortensen) El segundo largometraje como director del también actor Matt Ross (“El aviador”, “American Psycho” “Buenas noches, y buena suerte”, series “Big Love” y “Silicon Valley”) se revela como una fábula contra el orden establecido sin renegar de su condición de -muy apetecible- producto comercial, aunque éste es un término que no me gusta ni suelo manejar ¿O es que acaso la mayoría de quienes se dedican a esto, incluyendo los más alternativos, no tratan de serlo siempre, de llegar al mayor número posible de espectadores? Si tuviera que condensar su esencia o la impresión causada, tengo que reconocer que pese a su brillante comienzo inicial no por ello deja de resultarme argumentalmente extravagante, estrambótico, atípico, moderadamente caricaturesco e inclusive despistante. Pero no tarda mucho en ir calándome poco a poco, casi sin que me dé cuenta, hasta un momento concreto en que surgen unos reconfortantes buenos sentimientos en los que apenas percibo rastro de almíbar. Es más, agradezco que no juzgue a sus personajes, diría que a ninguno. Para que puedan entender mejor esto último, indicarles a grosso modo que el asunto va de un padre que vive –no del todo- aislado de la civilización, en plena naturaleza, en compañía de sus seis hijos –y de una madre ausente, pero en todo momento presente en espíritu- con un estilo de vida más propio de una comuna hippy de los 60 o 70, o de un Robinson Crusoe así postulado o del buen salvaje “rousseniano”. Por lo que puede deducirse con toda razón, y como así se constata en pantalla, que lo vertido por su director es una fábula, anti sistema como ha señalado algún colega, sobre el intento de plasmar un sueño de rebeldía al margen de la sociedad, de las normas imperantes, de un consumismo y capitalismo excesivos o de una educación que no alienta el pensamiento propio, el crítico. Ross no carga las tintas, aunque inicialmente ese individuo pueda llegar a resultar un tanto cargante o hasta pedante. Mediante una puesta en escena elegante, casi invisible, transita su relato por caminos plácidos, simpáticos, emotivos, consiguiendo una creación dulce, encantadora, tierna, de lo más considerada hacia todo tipo de espectadores -tal como ha logrado Alauda Ruiz de Azúa en su magistral “Los domingos”- pese a su punto de partida “extremo”, capaz de mostrar las grietas de todo el mundo, las rendijas del sistema y también las de esa opción vital aquí expuesta, lo bueno y malo de cada opción. Lo cual no es óbice para que, si quisiera ser un poco perversillo, me resultara casi inevitable hacerme una pregunta a propósito de su planteamiento, el de su protagonista ¿Cómo aprendió tantos conocimientos en una sociedad tan alienante como la que cuestiona? Ante una propuesta de este tipo cobra más importancia que nunca el casting (me parece un acierto que los Oscars lo incorporen como nueva categoría a partir de este ya próximo 2026), la elección de actores. Al respecto, decir que es perfecta… la de todos. Tanto de un Viggo Mortensen excelente, natural y sobriamente entregado, como seis chavales, sobre todo los más pequeños, que desarman por su espontaneidad y desparpajo. Cito a Shree Cooks (“Ray Donovan”) o George MacKay (“Amanece en Edimburgo”) pero todos rayan a idéntica gran altura. Entre los siete se establece un magnífico buen rollo, incluyendo las discrepancias, claro. Me parece obligado también destacar la presencia del veterano Frank Langella en una composición aparentemente antipática, adusta, resentida, aunque no acaba siendo tal. Es inevitable que este grupo compacto me traiga aromas o ecos de la extraordinaria “Pequeña Miss Sunshine”. Hay otros aspectos por los que establezco este símil, pero “Captain Fantastic” tiene entidad por sí misma. También en este caso, afortunadamente, los estereotipos de los que parte acaban diluyéndose al poco rato. Y pese a que pueda parecer que el postulado de su protagonista finalmente hinque parcialmente la rodilla, despliega varios puntos que la alejan de dicha horma. Como esos pasajes o recordatorios a propósito de Noah Chomsky, festividad incluida, uno de los grandes gurús de la izquierda estadounidense. Sin tener nada que ver con Disney y similares, una película para verla en familia. Y que nadie se me rebele por favor, no estaría mal –a otros niveles si quieren- practicar lo aquí propuesto, debatirla los mayores con sus vástagos. Alguna buenas reflexión o conclusión se podría extraer, estoy convencido. En fin, lo que vean, Dios o el Diablo me libren de meterme en parentelas ajenas, pues tengo que admitirles que algún fleco de Mortensen un poco me salpica... y ello pese a que pueda transmitir otra imagen.

BLOG DE CINE
Imagen de la película "A pesar de ti"
/
Imagen de la película "Captain fantastic"
/
imagen de la película "Recién nacidas"
/
Imagen de la película "Pacto tenebroso"
/
Imagen de la película "Los tigres"
/
Imagen de la película "Gentelman Jim"
/
Imagen de la película "Sleepy Hollow"
/