Inapelable: el mejor suspense/terror de este 2025
Por José Luis Vázquez
Una vez estrenada la extraordinaria “Los pecadores” no creía que hubiera ninguna otra película que pudiera desbancarla como la mejor de terror en una temporada pródiga en grandes títulos (desde “Presence” a “Devuélvemela”, pasando por “Destino final: Lazos de sangre”), pues no olvidemos que el género lleva ya tiempo experimentando otra de sus edades de oro. De hecho, el director de esta que me ocupa, el brillantísimo y “renovador” Zach Cregger, ya nos sorprendiera a muchos, al que esto firma desde luego, con su debut hace tres temporadas con “Barbarian”, en mi caso vista en su momento en la plataforma Disney, ya que no llegó a estrenarse en mis queridísimos y ciudadrealeños cines Las Vías.
Definitivamente no fue casualidad el talento que desprendía aquella primera incursión de Cregger repleta de talento, o igual es que le ha sonado la flauta -evoco el instrumento intencionadamente- en dos ocasiones, pues a veces ha llegado a suceder que se ha comenzado a lo grande y luego el director el turno se ha desmoronado en sus siguientes trabajos (véanse los casos de Ari Aster o David Robert Mitchell… tras dos primeros trabajos magistrales, el tercero en ambos casos resultaron de lo más decepcionantes e intragables).
Mostraba ya allí una elegancia formal, una innata capacitación para mostrar inquietud, desazón, desasosiego, sobrecogimiento (elijan el calificativo que más les guste o consideren más apropiado), además de despacharse con una cuidadísima y primorosa puesta en escena de círculos concéntricos, amén de inteligencia, que esta vez no hace sino magnificarla y elevarla a la enésima potencia.
Y es que “Weapons” bien puede sobrepasar por la mínima a esa excelsa antecesora de comienzos de año citada al inicio de esta reseña y dirigida por Ryan Coogler y que constituye toda una oda a la cultura -musical preferentemente- afroamericana.
Flota en ella en todo momento el espíritu de los hermanos Grimm y su celebérrimo “El flautista de Hamelin”, aunque finalmente acabe yendo por otros derroteros. También el de las mejores narraciones de cuentos tenebrosos, con el inigualable Stephen King a la cabeza, que se hayan podido parir y leer jamás.
Ya puestos a buscar o soltar referencias -con este tipo de historias conviene no ofrecer demasiados datos más- coincido con varios de mis colegas al invocar la estructura narrativa de la espléndida “Magnolia” de Paul Thomas Anderson, pues sigue a varios personajes con sus correspondientes puntos de vista ante idénticos episodios que acaban confluyendo en un tremendo final, un clímax más que digno -y creo no descubrir nada- de la ibérica “¿Quién puede matar a un niño?” (¿por qué Narciso Ibáñez Serrador tan solo dirigiría dos títulos dentro de estos parámetros, pues “La residencia” es otra maravilla?).
A propósito de esa obra maestra del inventor del inolvidable “Un, dos, tres” (entre otras memorables creaciones suyas) o de ilustres referentes como “Los pájaros” del mago del suspense Alfred Hitchcock o el más reciente e incomprendido “El incidente” de M. Night Shyamalan, les recomendaría que no perdieran el tiempo en especular sobre el origen y detonante de los acontecimientos de esta historia para no dormir, el empeñarse en el porqué de las cosas (en la vida están ocurriendo permanentemente sin que logremos alcanzar el fin último) sencillamente déjense arrastrar por su sensacional atmósfera envolvente -incluso a plena luz del día- y por la catarata de malsanas sensaciones que se ofrecen de manera harto generosa.
Pero conste que hay muchísimas las cosas que me gustan de esta pieza maestra, aunque no es plan que me extienda mucho más. Destacaré a modo de ejemplo su maravillosa e intranquilizadora voz en off, que complementa la información y resulta de lo más sugerentemente evocadora, y la reaparición a lo grande de una veterana Amy Madigan -a punto de cumplir los 75, será en la trágicamente emblemática fecha del 11 de septiembre, inolvidable en las no menos inolvidables “Campo de sueños”, “En un lugar del corazón” o “Calles de fuego”- como la tía Gladys, personaje perdurable en la memoria y, por tanto, digno de figurar en cualquier antología que se precie. Ninguna información más puedo desvelar al respecto para no destriparles nada. Pero no se preocupen, aunque no quieran, una vez iniciada su proyección puede que sean bastantes a los que no les quedará otra que no perder detalle ni un instante de su presencia.
La está dejando (ha sido la gran sensación del verano… que por muy poco no la más taquillera, algo casi imposible dados estos registros que no a muchos satisfacen) y no tengo la menor duda de que dejará huella en el género, incluso llegando a trascenderlo con ser ya más que suficiente lo primero. Me estoy refiriendo al que tal vez sea mi tercero favorito (aunque prácticamente adoro a todos por igual: suspense, comedia, policiaco, negro, animación, aventuras, musical, social, documental y un larguísimo etcétera) tras el western clásico y las historias de amor. Desde luego de lo mejorcito visto esta temporada en durísima pugna con la igualmente recurrente y referencial “Los pecadores” (al igual que esta contiene terror, misterio, comedia negra… toda una macedonia con innumerables elementos inquietantes y perturbadores) y el formidable biopic “Un completo desconocido”, aproximación (y tapiz) a la figura y a la época del enigmático Bob Dylan.
Por cierto, conviene que reparen en el título, “Weapons”, armas, pues no todas tienen por qué resultar de fuego, existen otras muchas que no lo son, y si entramos como es el caso, en el terreno del fantástico, ni les cuento. Y ahí lo dejo… porque nada más he de señalar.