Intriga y acción típica y solvente
Por José Luis Vázquez
Poco a poco, pasito a pasito, trabajo a trabajo, Gerard Butler (53 vigorosos años) se ha acabado convirtiendo en el relevo en este siglo de los otrora añorados Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, monarcas que reinaran incontestablemente en el pujante y revitalizante cine de acción de la década de los 80 del pasado siglo (claro que con menudos maestros contaron tras las cámaras: Walter Hill, Paul Verhoeven, James Cameron, John Milius, Renny Harlin, Ted Kotcheff, Brian de Palma, incluso el mismísimo John Huston -recuérdese la estupenda “Evasión o victoria-… o John McTiernan).
Títulos como “RocknRolla”, “Juego de ladrones, El atraco perfecto”, “Objetivo: la Casa Blanca”, “Chantaje”, la formidable “300”, etc.). Este mismo 2023 ya nos había dado muestras de su contundencia física en la correcta y vintage “El piloto”. Aunque a fuer de ser sincero hay que destacar también que en la primera parte de su carrera los alternaría con otros románticos o sentimentales nada desdeñables, como “Mi querido Frankie”, “Posdata: Te quiero”, “La cruda realidad”, “Exposados” o “Corazones culpables”.
Y no quisiera tampoco obviar otros registros dramáticos en “El fantasma de la ópera” (versión Schumacher), “Keepers, el misterio del faro”, “La isla de Nim”, “El soldado de Dios”, la un tanto lejana y casi primeriza “El jardín de los cerezos” o “Las flores de Harrison” (en un papel secundario como en la anteriormente citada). En total, como pueden comprobar una variada y, a la vez, compacta filmografía. Considero por ello conveniente precisarlo dado el desprecio ancestral llevado a cabo por tanto pope y colega (en bastantes ocasiones achacable al desconocimiento) hacia estos héroes musculosos… que suelen ofrecer algo más y mostrar calidad dentro de sus habituales parámetros.
El caso es que aquí volvamos a encontrarnos con el Butler más duro y en plena forma, resolutivo o resilente que dice ahora la modernidad (vamos… el resistente de toda la vida) como un agente de la CIA, Tom Harris (el nombre trae ecos de la literatura de Tom Clancy) que sabotea un reactor nuclear iraní y tiene que buscarse literalmente la vida en territorios fronterizos afganos, esa Kandahar -provincia y capital- de tantas referencias en los últimos tiempos.
Como ha descrito certeramente el colega Mikel Zorrilla, esta propuesta supone “un digno thriller de acción con conciencia política”. Y la verdad es que no sé muy bien por qué, pero por momentos me ha remitido a la entretenida serie “24” o incluso si me apuran a la excelente “Homeland” y a otros referentes recientes ilustres dentro de este territorio.
Por supuesto, las bien dosificadas y no precisamente rácanas (especialmente en su tramo final) secuencias de acción han sido rodadas con competencia por el eficiente especialista en estas cuestiones Ric Roman Waugh (“Criminal”, “El mensajero”, “Maestro del crimen”, “Objetivo: La Casa Blanca” (y “Washington D. C.” y “Londres”, la trilogía completa), “Greenland: El último refugio”). Su competencia y eficacia están a la altura de las cualidades de su protagonista. La persecución por el desierto es una verdadera chulada. Es un buen clímax. Como contra en alguno de sus tramos, muestra una vocación explicativa por momentos farragosa. A la hora de engarzar todo ello se resiente de arritmia.
Y dentro de que constituye una lógica, una entendible loa a la audacia y profesionalidad de los militares o espías norteamericanos (aunque se escapan algunas maquilladoras dosis críticas) introduce algunas leves y relativamente maquilladoras y puntuales dosis críticas. Lástima que algunas de las subtramas de sus personajes a veces se muestren o estén expuesta de manera algo confusa o atropellada.
Es aceptable, una típica muestra dentro de su género. Y quienes sean afectos al mismo es posible que la disfruten si no esperan mucho más. Una animosa producción que no viene mal para este tiempo veraniego en la que refugiarse en una sala refrigerada resulta todo un alivio, especialmente para quienes nos sentimos arder con este infernal calor manchego… o de cualquier otra latitud.
PD: Dentro de una temática parecida, intenten recuperar la recientemente estrenada en la plataforma Amazon “El pacto (The covenant)” de Guy Ritchie. Está un escalón por encima.