Pasar al contenido principal
Enviado por Ramón Vidal el
Imagen de la película "Los renglones torcidos de Dios"
Ramón Vidal
Los renglones torcidos de Dios

Bien enderezados y estilizados estos nada torcidos renglones

Por José Luis Vázquez

Fiel a mi estilo de no hablar nunca sobre las adaptaciones literarias llevadas al cine, no encontrarán por tanto en esta reseña nada al respecto que haga mención al trasvase o la poda de la popularísima novela original de Torcuato Luca de Tena publicada en 1979. Bueno, sí, una cosilla. Que detecto entre quienes no la han leído un mayor disfrute que entre los que lo habían hecho previamente… bien en su momento o después. Vamos, lo de siempre con estas cuestiones, todo un clásico.

Lo que sí voy a mencionar e insistir, pues con este último trabajo me reafirmo todavía más porque continúa dando pasos de verdadero gigantón, es en lo mucho que me gusta el cine de su director, el barcelonés Oriol Paulo. Cuatro largometrajes ha firmado hasta la fecha para la gran pantalla y el siguiente siempre acaba manifestándose mejor que el anterior: “El cuerpo”, “Contratiempo” (un exitazo en toda regla e inesperado en China), “Durante la tormenta” y ahora este peliculón, tal como lo denominan muchos espectadores que asisten a verlo sin los condicionantes y prejuicios con los que varios de los de mi gremio suelen encararlo(s), y así acaba sucediendo lo que en tantas ocasiones… que luego pasa el tiempo y se acaban reivindicando tantísimos de ellos. Quiero creer que ya hace mucho que me sacudí ese lastre y disfruto de esto como estoy plenamente convencido que hay que hacerlo, con la inocencia propia de los primeros años, pues ese continuo análisis -tantas veces gratuito- al que sometemos lo que vemos suele ser una verdadera lata y puede impedir el regocijo.

Por supuesto, si me dedicara a hacer un análisis exhaustivo tanto de su argumento como del guion tal vez podría cuestionar muchos de sus requiebros, de sus excesivos giros (los cuales por otra parte tienen su indudable encanto, pues eso mismo se le ha achacado a la estupenda “Shutter Island” y a otros parientes cercanos, y para mí no han supuesto lastre alguno), de su enrevesamiento y de tal vez un final que convendría haberlo simplificado… pero que en esta ocasión no me parece tan fundamental, ya que a cambio es enorme y abundante el placer proporcionado.

Y miren, me quedo con montones de logros. Con una atmósfera de lo más lograda; con esos mismos virajes que sorprenden; con una dirección de Paulo de lo más estilizada y con ese volver a juguetear felizmente a base de suspense y misterio del bueno; con un ritmo endiablado; con una conveniente puesta al día sobre algo tan antiguo como ese siempre permanente y tenso debate entre lo viejo y lo nuevo, sobre lo que está cambiando (y cavilo… acaso ¿para que todo siga igual? como diría Lampedusa); con ese más que disfrutable retrato empoderado, complejo, enrevesado de la protagonista, la inteligente, manipuladora, guapa, glacial y elegante Alice Gould; con una deslumbrante Bárbara Lennie, esa formidable actriz que lo es desde hace tiempo, que lo borda en todas sus caras poliédricas; con ese numerito que se marca a costa de una maravillosa canción –“Summer wind”- de Nancy Sinatra y Lee Hazlewood; con un Eduard Fernández se vuelve a salir (nunca falla, es un valor siempre seguro); con un resto de reparto, un elenco que también da el do de pecho (desde la emergente Loreto Muleón hasta Adelfa Calvo, pasando por el vulnerable Pablo Derqui o el malhumorado Federico Aguado); con esa estética retro que tan sumamente bien le sienta a sus cortinajes; con una dirección artística y vestuario exquisitas, de gala; con… ufffff, el corolario es considerable.

Inevitablemente su inicio me recuerda a un memorable thriller psiquiátrico, periodístico, incluso social, “Corredor sin retorno” de Samuel Fuller, aunque lo aquí contado vaya luego por otros derroteros, o igual no tanto. Sería cuestión de reflexionarlo más detenidamente.

¿Posee abundantes incongruencias narrativas como apuntan muchos? Es posible, seguramente, no seré yo el que diga lo contrario, pero no tenía tiempo para reparar en ellas mientras la contemplaba, bastante absorto y entretenidísimo me encontraba siguiendo su intrincada trama. Desde luego, sus tres primeros cuartos de hora son imponentes, una lección de manejo de cámara y de la incertidumbre francamente admirables, creando una expectación que prácticamente no decae en ningún instante, aunque puede ser que igual habría convenido tal como ese he comentado anteriormente haber despejado de telarañas su desenlace.

Desde luego me pasan como un tren bala sus dos horas y medias. E insisto… si rizan el rizo qué más da, mucho mejor así, pues todo está tan bien montado, tan escrupulosamente narrado, es tal la gozada que en este caso hasta acaba convirtiéndose en virtud.

BLOG DE CINE
Imagen de la película "Escape"
/
Imagen de la película "Rita"
/
Imagen de la película "Joker: Folie à deux"
/
Imagen de la película "La infiltrada"
/
Imagen de la película "Los destellos"
/
Imagen de la película "La virgen roja"
/
Imagen de la película "Soy Nevenka"
/