Un bonito homenaje al cine quinqui
Por José Luis Vázquez
PERROS CALLEJEROS y secuela (BUSCA Y CAPTURA), NAVAJEROS, COLEGAS, EL PICO, LA ESTANQUERA DE VALLECAS, LOS ÚLTIMOS GOLPES DEL TORETE, YO EL VAQUILLA y la mejor de todas ellas DEPRISA, DEPRISA (de un inesperado y brillantísimo Carlos Saura) y varias otras películas más conforman un subgénero dentro del cine español que fue en su momento denominado quinqui.
Su período de esplendor, cuando se hizo realmente popular, fue entre mediados de la década de los 70 y los 80, justo en plena Transición y primeros pasos de nuestra recién estrenada democracia, cuando los ambientes delincuentes y marginales ya comenzaban a poderse mostrar en toda su crudeza, sin paños calientes. Solían narrar las peripecias, desventuras de jóvenes que transgredían los límites de la ley y vivían al filo del abismo, por no decir directamente que daban el salto al mismo. En muchas ocasiones eran interpretados por los propios maleantes, de los cuales el Vaquilla probablemente fuera el más popular (la Audiencia de Ciudad Real conserva su recuerdo y llegó a conocer muy bien de sus andanzas).
Sus estertores o influencias llegaron hasta comienzos del siglo XXI con dos de sus trabajos precisamente más logrados tras el citado de Saura, VOLANDO VOY de Miguel Albaladejo y 7 VÍRGENES del grandísimo Alberto Rodríguez (GRUPO 7, LA ISLA MÍNIMA).
Pues bien, el notabilísimo cineasta (EL NIÑO, CELDA 211) mallorquín, ex crítico de cine, Daniel Monzón, ha decidido rendir homenaje a esas historias y adentrarse en los vericuetos y en las vísceras emocionales que las conforman
La simiente estaba echada, pues a la cinefilia bien asimilada atesorada por este reputado profesional, hay que sumar una indudable destreza técnica y narrativa mostrada a lo largo de su carrera, pero especialmente en sus últimos trabajos, e incluyo la francamente simpática YUCATÁN. Y un guion para la ocasión del propio autor y del más que bregado Jorge Guerricaechevarría (partiendo de una novela de Javier Cercas) que como decimos los del gremio, dosifica muy bien los elementos argumentales y los puntos de inflexión.
Sus mimbres son, por tanto, una trama bien urdida, lo suficientemente intensa y dramática y que, en una buena parte, sin descuidar en ningún momento lo que es la pura acción y el “navajeo”, cuenta una sentida y muy atractiva historia de amor, libre de gazmoñerías, tapujos y lastres diabéticos. Por otra parte, no cabe concebirla casi de otra manera al transcurrir en ambientes que no dan para demasiadas cursiladas. Otra cuestión es que se pudiera o no haber acertado con el pulso conferido, que entiendo aquí es conseguido con creces.
Parte importante de sus logros estriba en un joven reparto de actores que he de confesar desconocía hasta la fecha. Pero el trío formado por Marcos Ruiz, una felizmente sorprendente Begoña Vargas y Chechu Salgado otorgan de una enorme credibilidad a estos jóvenes, pero desenvueltos aprendices aventajados de maleantes, de una veracidad y una naturalidad, francamente plausibles.
Me creo en todo momento que puedan ser gente del extrarradio que vivan permanentemente al límite, con la excepción de uno de ellos de familia más acomodada, de clase media, que se ve arrastrado a esa adictiva espiral de vivir al margen de la ley y de las reglas.
Monzón recoge el aroma de aquel cine y no hace trampas. No juega al revisionismo que tan lamentablemente de moda está en los últimos tiempos. Resulta muy fiel a los códigos de este tipo de historias y tan solo se permite conferirlas de un barniz todavía más profesional, mejor cocido, con respecto a sus antecesoras. A cambio igual no transpira la misma verdad o frescura cutre de aquellas, pero yo prefiero este cambalache.
Nostálgica, evocadora, bonita en el mejor sentido del término es de las que consiguen ir enganchándome paulatinamente hasta disfrutar a lo grande con su contemplación. Ojalá sean muchos a los que les pase lo mismo.
Tras EL BUEN PATRÓN y MAIXABEL, y a falta de mes y medio para que finalice 2021, la considero la mejor producción española del año. Lástima que su carrera comercial haya sido casi fugaz y que no haya tenido la repercusión merecida. Intenten recuperarla o verla en cuanto tengan ocasión, creo que no es un mal consejo.