Cuando el periodismo pone voz a víctimas silenciadas
Por José Luis Vázquez
Puede que sea el más yanqui del mundo mundial, o bueno, no seré maximalista, de los que más. Pero puedo asegurarles que jamás a cualquier precio, eso también me lo enseñaron lo mejor de esa sociedad y de su cine en particular. Cheques en blanco ni a mis padres.
Viene este preámbulo a propósito de que lo que aborda este notabilísimo drama y thriller periodístico es acerca de uno de los aspectos más desagradables surgidos en los últimos tiempos -junto con el impresentable Donald Trump- en el país de las barras y estrellas y en Hollywood en concreto. Pues gira en torno al todopoderosísimo productor y depredador sexual Harvey Weinstein, acusado de decenas y decenas de abusos, violaciones y acosos a compañeras de trabajo, a actrices. De hecho, se encuentra ya cumpliendo condena de 23 años por una de las múltiples causas abiertas contra él.
“Al descubierto”, o “Ella dijo”/“She haid” en el original (tal es el nombre del libro que recoge el reportaje por el que sus autoras obtuvieron el premio Pulitzer), trata sobre la ardua investigación llevada a cabo en 2017 por dos reporteras del New York Times precisamente sobre los desmanes del magnate, lo que supuso el origen de todo lo que vendría después, al ser fundamentales en destapar el asunto. Por cierto, uno de los numerosos detalles que agradezco de esta versión es que no se le ponga rostro a tan despreciable sujeto y se le vea tan sólo de espaldas en un momento determinado, pues aquí las verdaderas protagonistas, aparte de las periodistas, son las víctimas silenciadas y ninguneadas, con un sorprendente cameo de una de ellas en la vida real, la excelente Ashley Judd.
La película es una empresa plena y más legítimamente que nunca empoderada, desde sus protagonistas principales hasta la guionista Rebecca Lenkiewicz, pasando por la directora de fotografía Natasha Braier o la cineasta de origen alemán Maria Schrader, la cual ha combinado de manera certera el carácter típico de estas propuestas de investigaciones periodísticas “made in USA” con el carácter más riguroso e intimista propio del centro de Europa. Consigue además que su relato no decaiga un instante, que resulte claro y clarificador, le aporta permanente tensión y no se permite caer en sensiblería alguna, sin por ello renunciar en algún pasaje a conmover de manera sobria y sólida.
No se olvide que, sin ir más lejos, este subgénero cuenta con numerosísimos antecedentes ilustres, desde la referencial “Todos los hombres del presidente” hasta las recientes “Spotlight” o “Los archivos del Pentágono”. Incluso “El escándalo” sobre el igualmente abusador en este caso televisivo Roger Ailes de Fox News, otro despreciable individuo amparado en su poder para cometer innumerables tropelías contra el sexo femenino.
Llegado a este punto es muy de agradecer -no deja de ser parte interesada, pues una de sus novias, Gwyneth Paltrow, fue también una de las damnificadas- que como productor figure Brad Pitt.
El caso es que el admirable empeño, tesón, profesionalidad de esas dos admirables mujeres, Megan Twohey (“Una joven prometedora”) y Zoe Kazan (nieta del grandísimo Elia Kazan) sacaría a la luz uno de los episodios más sórdidos y oprobiosos de la reciente historia y supondría el aldabonazo para el movimiento #Me Too. Me encanta que ambas estén contempladas en su hábitat profesional, sino en el más privado. Y que se destaque su impresionante labor compaginando su impresionante tarea con el hecho de ejercer también como madres. E incluso, en el personaje de Mulligan se puede entender que tal vez por algún motivo de su pasado se sienta especialmente implicada con las víctimas.
Agradezco que esta película no caiga en sensacionalismos gratuitos, algo para lo que se prestaba el tema. Que resulte informativa, formativa, necesaria, higiénica, sensible, contundente, reivindicativa sin caer en arengas, pues los hechos hablan por sí solos. Unos días antes había visto la espléndida “El capitán Newman”. En ella, Gregory Peck como jefe de una unidad de psiquiatría del ejército dice “un hombre necesita creer que su paso por el mundo ha servido para algo”. Pues bien, ni que insistir tengo que esto que es aplicable por igual a unos y otras, reza para lo que hicieron las dos protagonistas, aparte de otros méritos y logros en sus vidas. Sirva de homenaje y reconocimiento a ellas y, especialmente, a quienes padecieron y padecen todo tipo de vejaciones machistas.