Genuina y tradicional épica empresarial made in USA
Por José Luis Vázquez
Vaya de primeras una confesión pública, aunque suficientemente conocida por mis cercanos o allegados. Aparte de mi adorado deporte rey, el fútbol, soy todo un devoto del baloncesto, especialmente del de la NBA. Pero aclaro que “AIR”, pese a tratar en primerísima persona, sin que nunca se le llegue a ver frontalmente y sin que apenas aparezca, sobre la mayor leyenda de esta competición, Michael Jordan, no transcurre precisamente en las canchas de baloncesto sino fuera de ellas, más bien entre despachos. De hecho, bien cabría ser considerada así, como una película de despachos, de trastiendas.
Supone la minuciosa, detallada, amena y agilísima crónica del multimillonario contrato que cambiaría las reglas de este juego y del deporte en general, sobre una de sus marcas referenciales, y de una estrella del calibre del estratosférico jugador que hace justamente veinte años se retiraba de las pistas.
Igualmente aborda varias cuestiones, tanto de fondo como en primer término, pues se puede contemplar como una reflexión implícita/explícita sobre el capitalismo entendido en el mejor sentido competitivo, o sobre el proceso de creación que se hiciera de unas determinadas y y emblemáticas zapatillas deportivas todo un santo y seña en cuanto a revolucionar el mercado. También de quienes lo hicieran posible a comienzos de los años 80, cuando la compañía protagonista de esta sacudida, Nike, era la tercera en beneficios en este terreno, muy relegada en cuanto a ventas hasta ese momento respecto a Converse y Adidas.
Por resumir, estamos ante un canto al emprendimiento y a la iniciativa, al riesgo comercial. Por tanto, se puede entender como un perfecto manifiesto de lo que supone la esencia de Estados Unidos, fabulosos negociantes desde el origen mismo del país, algo que creo es bastante indiscutible repasando su historia, incluso para sus enemigos más acérrimos.
Para ello es fundamental lo que ha hecho su principal responsable, Ben Aflleck, nutrirse de un guion de lo más resuelto y esclarecedor sobre lo que se cocería en la cocina de este contrato multimillonario.
En el mismo tuvo una parte fundamental, destacadísima, la madre del jugador, Deloris. De hecho, algunas de las mejores escenas provienen de los diálogos entre el inductor de que esto fuera posible (aunque la realidad parece distar un tanto de que fuera así), Sonny Vaccaro, un impecable, como siempre Matt Damon, y la susodicha, una portentosa Viola Davis. Tanto el primer encuentro que mantienen ambos como la llamada por la cual ésta resuelve el célebre porcentaje que le debe corresponder a su hijo, resultan ejemplares. También lo son, entre otras, la reunión en la que Sonny trata de convencer a la familia para que se decanten por su propuesta. O ya en un registro más ilustrativo de lo que supone poner en pie toda una enseña, no tiene tampoco desperdicio aquel en el que Damon y su jefe cristalizan el sello de la marca.
Una enérgica dirección de Ben Affleck (también muy eficaz como actor), una playlist de lo más sustanciosa de grandes temas de los 80 y una recreación ambiental sin alharacas, contribuyen poderosamente al perfecto acabado del que me parece el segundo mejor estreno -tras “Los Fabelman”- del primer cuatrimestre de 2023. Todo un magnífico exponente de cine “intimista”, revelador de esa audaz y siempre latente América de marketing y corporativa (encuestas recientes señalan que en España los jóvenes quieren ser funcionarios en un setenta por ciento, idéntico porcentaje que se da en los USA pero en este caso para ser empresario… no deja de resultar bastante revelador), que no necesita de efectos digitales y que felizmente entronca con el mejor cine clásico setentero, desde la deportiva “Todos los hombres del presidente” hasta el suspense de estafadores “El golpe”… y cientos más, claro.
Permítanme una última apostilla. Increíble lo del actor Ben Affleck en su cometido hasta la fecha como cineasta. Lleva pleno, ya que al igual que Mel Gibson, tan solo -lamentablemente- cinco trabajos firmados… y cinco maravillas: “Adiós, pequeña, adiós”, “Argo” (merecidísimo Oscar), “The Town (Ciudad de ladrones)”, “Vivir de noche” y “AIR”.